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Diabetes y podología (parte II)

¿Qué es la diabetes?

La diabetes es una enfermedad que se presenta cuando el nivel de glucosa en la sangre, también conocido como azúcar en la sangre, es demasiado alto. La glucosa en la sangre es la principal fuente de energía y proviene de los alimentos. La insulina, una hormona que produce el páncreas, ayuda a que la glucosa de los alimentos ingrese en las células para usarse como energía. Algunas veces, el cuerpo no produce suficiente o nada de insulina o no la usa adecuadamente y la glucosa se queda en la sangre y no llega a las células. Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas de salud. Aunque la diabetes no tiene cura, la persona con diabetes puede tomar medidas para controlar su
enfermedad y mantenerse sana. En muchas ocasiones hemos escuchado que las personas que tienen problemas circulatorios o que padecen ciertas patologías como la diabetes pueden tener problemas en sus pies. Esta afirmación es cierta, pero también, si hay un buen control de la glucemia se pueden prevenir problemas y la aparición de complicaciones que pueden debutar con el transcurso de los años a partir de la enfermedad.

Soy diabético: ¿y ahora qué?

  • La diabetes puede provocar alteraciones de la sensibilidad en el pie dando lugar a un pie neuropático.
  • La afectación de la sensibilidad puede ser de la sensibilidad táctil, dolorosa o térmica.
  • Para evitar complicaciones futuras son necesarias las inspecciones diarias ya que nuestro cuerpo no nos va a avisar si hay cualquier herida, grieta, callo en el pie.
  • Es importante una buena higiene, hidratación y un calzado adecuado.
  • Recordad que las personas diabéticas no deben colocar el pie en fuentes de calor.
  • No utilizar fármacos que no han sido prescritos por un profesional sanitario.
  • Calcetines y zapatos sin costuras.
  • Revisar el interior de los zapatos antes de calzarnos.
  • Evitar andar descalzos.
  • Mantener hábitos saludables, una dieta equilibrada y realizar ejercicio, andar 1 hora diaria.

EN CONCLUSIÓN…

Es imprescindible que el paciente diabético o con problemas circulatorios, sobre todo si tiene una edad avanzada y tiene problemas de movilidad, haga una inspección diaria de sus pies y vaya al médico o al podólogo cuando aprecie alguna lesión. También es fundamental tratar con la ayuda del podólogo cualquier alteración ortopédica que pueda dar lugar a una lesión. Mantener una esmerada y escrupulosa higiene, llevando un calzado adecuado.

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Podéis recuperar la parte I en este artículo.

¡Esperamos haberos ayudado con esta información!

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